La investigación y experiencia en diversos ámbitos e industrias ha demostrado que una característica fundamental de las personas más efectivas (independientemente de cómo se mida esa efectividad) es el crecimiento y aprendizaje continuos. Esta característica es uno de los principales indicadores de potencial de desempeño futuro, especialmente en posiciones de liderazgo.
Rara vez uno encontrará a un líder, una persona que ha tenido importantes logros profesionales, familiares, personales y/o de negocios que no esté constantemente aprendiendo y mejorando. Especialmente si quiere seguir teniéndolos en el futuro.
Por supuesto, esto no necesariamente significa que estén siempre adquiriendo más conocimiento técnico o aumentando su riqueza material o mejorando en alguna variable específica. Para cada persona es distinto. Pero las personas con mayor potencial y que van demostrando ese potencial a lo largo del tiempo están en un proceso de crecimiento y mejora constante, al menos en algún ámbito de su vida y no creen que dejarán de crecer y mejorar en el corto plazo.
Y uno de los ámbitos donde este crecimiento y mejora se hace más importante es en el conocimiento que estas personas tienen de sí mismos, lo que normalmente se denomina “Autoconciencia”. Las personas más efectivas en forma sostenida conocen sus fortalezas, sus debilidades, sus intereses, sus sesgos, etc. O, al menos, trabajan constantemente para conocerlos y aprovecharlos.
Durante nuestra experiencia facilitando el desarrollo de cientos de profesionales y ejecutivos, hemos encontrado que hay, al menos, tres grandes ámbitos sobre los cuales conviene desarrollar autoconciencia pues tienen un gran impacto en nuestra efectividad y satisfacción:
- Motivaciones, Intereses Personales y Valores: ¿Qué aspectos de la vida (por ejemplo, el poder, el apego a los valores tradicionales, el conocimiento, etc.) consideramos más valiosos y cuáles creemos que son menos importantes. ¿Qué es lo que nos motiva y desmotiva? ¿Qué hace que sintamos que nuestras vidas tienen propósito? Las posibilidades son muchas y cada día es más importante saber lo que nos motiva específicamente a nosotros, en vez de seguir un camino que puede haber funcionado para otros, pero no necesariamente va a proveernos sentido y satisfacción.
- Estilo de Comportamiento y Personalidad: ¿Cuáles son las estrategias que tendemos a utilizar para influir sobre nuestro entorno (tomar la iniciativa, proveer estructura y organización, mantener la calma, planificar, innovar, etc.)? Hay una gran variedad de alternativas, sobre las cuales podemos construir, pero no todas son igualmente efectivas en distintas situaciones.
- ¿De qué manera tendemos a reaccionar bajo presión o cuando nos sentimos amenazados y cómo eso afecta nuestras relaciones con otras personas? Por ejemplo, ¿tendemos a alejamos de los demás? ¿confrontamos a los demás? ¿somos excesivamente desconfiados, temperamentales, inexpresivos, etc., en comparación con otras personas?
Nuestras características, tendencias y preferencias en cada uno de estos ámbitos tienen muy importantes consecuencias para nuestra efectividad individual y satisfacción.
Pero la autoconciencia por sí sola no es suficiente. Es decir, no solo es importante conocernos a nosotros mismos, sino que tenemos que ser capaces de ver si nuestras preferencias están alineadas con nuestro entorno y nos llevarán a conseguir los resultados que queremos obtener.
Por ejemplo, una persona puede querer lograr una posición de alta influencia en una organización (lo que llamamos motivación de Poder), pero su estilo o estrategia para lograrlo puede no ser efectiva. Por ejemplo, puede no ser constante, no tomar la iniciativa, sentirse incómoda con las luchas de poder, tener una perspectiva simplista de las cosas, etc. O puede meterse en problemas bajo presión, siendo demasiado arrogante, volátil, perfeccionista, sumisa, etc.
Por ello, hablamos de la necesidad de tener “Autoconciencia Estratégica”. Es decir, no solo reconocer nuestras preferencias, sino también determinar si esas preferencias están alineadas con el ambiente que nos rodea y en el que nos tenemos que desempeñar. Tenemos que ser capaces de ver cómo esas características son vistas y evaluadas por otras personas.
Esa capacidad de ver nuestro comportamiento y características desde la perspectiva de otros o, lo que normalmente llamamos “reputación” es lo que nos permitirá realizar los ajustes necesarios en nuestras tendencias y preferencias para que sean realmente efectivas.